(Paul Monzón).- Es el segundo Cañón más profundo del planeta, sólo superado por el Cañón del Cotohuasi, ambos en Perú. Su parte más profunda llega a los 3.200 metros y tiene una longitud aproximada de 100 km. Es el segundo destino turístico de Perú después de Machu Picchu.
El Colca, es una formación geológica originada por una Falla en la corteza terrestre, sobre la cual sigue actuando la erosión que durante milenios ejerce el río del mismo nombre. La zona se halla rodeada por volcanes como el Coropuna, el Ampato y el Sabancaya.
Llegué a la Cruz del Cóndor, ubicada en la provincia de Cailloma en Cabanaconde -vía Arequipa- tras un agotador viaje de tres horas y media por una carretera espectacular, que en cada extremo me regalaba unos paisajes de postal, pendientes de miedo y una altura de cinco mil metros sobre el nivel del mar (algún que otro turista se sintió indispuesto por el soroche).
La Cruz del Cóndor es el Mirador desde el cual se puede observar a los cóndores que, imponentes, planean sobre este valle. De tres metros de envergadura de alas, el Cóndor es el ave más grande que puebla estas tierras.
La ruta de Arequipa al Colca, calculada en unos 150 kilómetros ha llegado a su fin. Por fin me encuentro en los dominios del Cóndor y en esa hendidura que se dirige al centro de la Tierra: el Cañón del Colca.
Los cientos de turistas que en ese momento se encuentran alrededor de la Cruz del Cóndor, se arremolinan tras el monumento y cámaras en mano esperan ansiosos el paso de los cóndores sobre el valle. Éstos se hacen esperar, pero por fin aparecen en el horizonte, y en cosa de segundos ya están sobrevolando sobre nosotros. Son bandadas de dos a tres cóndores, aunque de vez en cuando aparece uno en solitario que da vueltas sobre el Cañón y luego se pierde en el en las alturas de las escarpadas montañas que rodean el valle.
Las danzas se suceden mientas los cóndores surcan los cielos del valle. Los turistas venidos de todos los confines del planeta no pierden ocasión de inmortalizarse con la estampa del Cañón de fondo.
La paz y el aire puro que se respira es impagable. La magia del Colca nos sumerge en un estado de tranquilidad y sosiego aderezado con la satisfacción de estar en un lugar que se me resistía desde hacía tiempo. Ahora ya estaba aquí, y aparte de “ametrallar” con los click clack de mi cámara digital, no dejo de observar maravillado la naturaleza que se me presentaba.
Una de las opciones valida para los más aventuireros es la práctica del rafting, deporte que puede realizarse ingresando al Cañon del Colca por el puelo de Huambo, Desde allí se puede recorrer en bote la parte más profunda con rápidos de clase III, IV y V. acampando a las orillas del rio en playas naturales, casi vírgenes debido a que no hay gente en este lugar. Esta expedición finaliza en el río Majes.
La visita, sufriendo el temido mal de altura (Soroche) fue rápida, pero suficiente como para disfrutar de una de las maravillas de la sabia naturaleza. El gobierno peruano debe seguir cuidando y protegiendo este enclave que es sinónimo de paz, belleza y naturaleza en su máxima expresión, como en ninguna otra parte del mundo.