Declarada Fiesta de Interés Turístico de Extremadura, y trabajando en la actualidad para conseguir la declaración nacional, la Pasión Viviente de Oliva de la Frontera, que se celebra cada Semana Santa, representa el enjuiciamiento y muerte de Jesús. Esta fiesta, cultural y religiosa, en la que participan como actores y figurantes más de 400 vecinos de la localidad y numerosos visitantes, celebra este año 2015 su 40 aniversario.
La Asociación Cultural Agrupación Local de la Pasión Viviente es la encargada de dirigir y organizar toda la representación, pero en realidad, todo es posible gracias al esfuerzo y la dedicación de cientos de personas, voluntarios que participan y colaboran para que cada año sean mejores los escenarios, las interpretaciones y cada detalle.
El Domingo de Ramos, el Paseo de las Palmeras se convierte en un mercado, Jesús pasará por allí cuando haga su entrada triunfal en Jerusalén, montado en una borriquita y acompañado de sus discípulos. Cientos de personas ataviadas con vestuario de la época reciben al Mesías con alegría y alboroto. En este momento son representadas varias escenas: la lapidación de María Magdalena, el milagro de Jesús cuando sana a un ciego ante la mirada atónita de los que le rodean y una tercera en la que Jesús recupera la vida y los lazos familiares de un padre que perdió a su hijo por un problema mental de este. Mientras tanto, un grupo de voluntarios escenifican actos de la vida cotidiana de aquella época. La escena acaba con la decepción y el enfado de Jesús cuando ve en que se ha convertido la casa de Dios y con su entrada en el templo para orar.
A la mañana siguiente, antes de las 12 horas del mediodía, ya están dispuestos nuevos escenarios. Es Viernes Santo, y Jesús tendrá un juicio ante Pilatos, luego ante el rey Herodes, que lo recibe con risas y tono irónico y de nuevo será llevado ante Pilatos donde será juzgado y condenado a la cruz por todo un pueblo. Allí es azotado, vestido como un supuesto rey con corona de espinas y cargará con la cruz hasta el Santuario de Nuestra Señora de Gracia donde será crucificado. Junto a él, dos hombres cumplirán la misma condena. Llegada la hora, un inmenso silencio se apodera de las cientos de personas que se encuentran allí y que han acompañado a Jesús en su recorrido. Todo ha terminado, Jesús muere en la cruz ante la presencia de miles de personas.