2018 será el año de la gastronomía en Palma. La capital balear presentó en FITUR su oferta gastronómica, destacando la evolución que ha sufrido en términos de calidad en los últimos años; un atractivo que, sumado a su patrimonio y oferta cultural, consolida a Palma como uno de los destinos urbanos de referencia del país.
La presentación de Palma contó con la presencia del alcalde da la ciudad, Antoni Noguera y de la regidora de Turismo, Joana Adrover. El objetivo para Noguera “es descubrir los aromas y los sabores que definen parte de la cultura y de la identidad de nuestra ciudad.» A lo que ha añadido, «Palma ha hecho una apuesta decidida por la calidad, en comparación con la cantidad porque queremos que el visitante tenga la mejor de las experiencias posibles”.
A su vez, Adrover ha resaltado el incremento de la calidad en la oferta gastronómica de Palma: “Últimamente, el número de restaurantes de alta cocina en las Baleares, y particularmente en Palma, no ha parado de crecer hasta el punto de que la ciudad cuenta con dos restaurantes abiertos con estrella Michelin y dos chefs más con estrella tienen restaurante en Palma”.
Adrian Quetglas y Marc Fosh son los dos cocineros que cuentan con restaurantes con estrella Michelin en la capital balear; por su parte, los chefs galardonados Andreu Genestra y Tomeu Caldentey gestionan, en Palma, el Aromata y el Tomeu en el hotel Sant Jaume, respectivamente.
Además de estos cuatro establecimientos, Palma dispone de una amplia oferta de restauración donde se puede degustar recetas tradicionales que forman parte del patrimonio gastronómico mallorquín. Platos como el tumbet, la esqueixada de bacalao, las sopas mallorquinas, el arrozbrut, o el frito mallorquín se elaboran con productos locales del mar y de la tierra y son una excelente elección para aquellos que deseen conocer el sabor de la cultura culinaria de Palma.
La repostería también tiene un papel destacado en la ciudad. Elaboraciones como la ensaimada, el gató de almendra o los crespells se pueden adquirir en los hornos clásicos de la ciudad, algunos con décadas de tradición. Muchos de estos forns también venden el popular panecillo de Palma, el llonguet, que se presenta con diferentes rellenos y al que se le dedica, cada año, su propia ruta.
Dulces o saladas, tradicionales o innovadoras, sea cual sea el tipo, todas las recetas de la gastronomía balear utilizan productos de calidad, unos ingredientes obtenidos tanto del mar como de la montaña y que se pueden adquirir en los mercados populares de la capital como el de Santa Catalina o el de l’Olivar, frecuentados por locales, pero que también disfrutarán los turistas que amen la gastronomía y que busque la cara más pintoresca de sus viajes.