Descubrir el “otro Tokio” es una (de las tantas) experiencias que el viajero debería vivir en un viaje a la ciudad. La mayor metrópolis de Japón tiene una gran popularidad a nivel turístico, pero también brinda otros atractivos como sus playas en una gran variedad de islas, tanto naturales como artificiales, que se caracterizan por sus colores, sus aguas cristalinas y por la fauna y la naturaleza que las rodea.
Turismo de Tokio propone al viajero conocer la capital más allá del asfalto, con las visitas a la isla de Odaiba y a los archipiélagos de Izu y Ogasawara, donde podrá realizar variadas actividades para disfrutar al cien por cien de la experiencia.
La isla de Odaiba
Es una isla artificial situada en la Bahía de Tokio, que conecta con el corazón de la ciudad mediante el Puente Rainbow. Muy popular y con una gran oferta de ocio para todos los gustos con centros comerciales, restaurantes o terrazas, la isla también cuenta con atractivos para disfrutar de un viaje experiencial como viajar en el tren monoraíl Yurikamome; descubrir el parque temático Ooedo Onsen Monogatari, donde el viajero podrá relajarse en sus 13 baños de aguas termales, incluyendo dos termas naturales interiores; visitar museos o darse un remojo – como mínimo – en su playa: un lugar perfecto para grabar en su recuerdo la mejor puesta de sol de su vida con una bella panorámica del puente Rainbow y la ciudad de fondo.
Observar la réplica de la Estatua de la Libertad, hacerse los mejores selfies con la noria Ferris Wheel como escenario de fondo o visitar la Tokyo Big Sight – un centro de convenciones donde se celebran multitud de ferias del anime y manga –; darse un paseo por los jardines Hamarikyu en un total de 250.000m2 de desconexión o contemplar el skyline de los rascacielos de Shiodome, son otros atractivos que no hay que perderse en la visita a Odaiba.
El archipiélago de Izu y el archipiélago de Ogasawara
Son las costas marinas naturales de Tokio de gran belleza, un destino ideal para los amantes de la capital nipona que deseen disfrutar de un clima suave sin tener que desplazarse demasiado.
El archipiélago de Izu está formado por nueve islas habitadas: Ōshima, Toshima, Niijima, Shikinejima, Kōzushima, Miyakeshima, Mikurajima, Hachijōjima y Aogashima, entre las que destacan las islas de Ōshima y Shikinejima.
La primera de ellas es la mayor de las islas del archipiélago y la más cercana a Tokio, además de ser reconocida como geoparque – un título que se otorga a zonas con rasgos geológicos de especial relevancia -. Es famosa por sus camelias, por el pescado seco “kusaya” y por el monte Mihara, sin olvidar sus playas bañadas por el mar azul. Por su parte, Shikinejima es un destino ideal tanto para unas vacaciones en familia como para una escapada en pareja o amigos. Su encanto especial tiene mucho que ver con el carácter de sus gentes y el trato hospitalario que dan al viajero, con sus aguas cristalinas y playas de arena blanca y con sus aguas termales donde se experimentarán momentos de relax mientras se contempla el paisaje oceánico.
El archipiélago Ogasawara se compone de más de 30 islas que se encuentran rodeadas de aguas cristalinas a una temperatura ideal a lo largo del año. Fue catalogado en 2011 como Patrimonio de la Humanidad ya que combina varios hábitats: por un lado, marino con arrecifes de coral y diversas especies de peces tropicales, y por otro, una rica flora y fauna en sus montañas y bosques. Sus islas habitadas son dos: Chichijima, puerta de entrada al archipiélago, y Hahajima. El viajero tendrá la oportunidad de realizar actividades como senderismo, pesca o kayaking, además de otras más espectaculares como nadar con delfines o avistar ballenas.
Naturaleza y playas en la isla de Odaiba y los archipiélagos de Izu y Ogasawara: otra forma diferente de descubrir el “otro Tokio”.