(Paul Monzón).- Si las Cataratas Victoria, situadas en la frontera de Zambia y Zimbabue; o las de Iguazú (Brasil y Argentina) te impresionaron, el «Salto Ángel» (Venezuela), que es 17 veces más alta que las famosas «Niágara«(Canadá), te dejará más que alucinado.
Los indígenas «Pemones» lo llaman Kerepakupai Vená, pero es mundialmente conocido como el «Salto Angel», en honor a Jimmie Angel, un intrépido aviador estadounidense que el año 1937 tuvo la osadía de aterrizar su avioneta, en plan suicida, en la cima del Auyantepuy.
Es una de las Siete Maravillas de la Naturaleza que hay que visitar aunque sea una vez en la vida. Hace unos años tuve el privilegio y placer de llegar hasta este recóndito paraíso, viaje que jamás voy a olvidar.
La catarata más alta del mundo
Tiene casi un kilómetro de altura. Para ser preciso: 979 metros. Y se origina en el «tepuy» Auyantepuy. Los «tepuyes» o «morada de los dioses» en lengua pemón, si no os suena esa palabra, vienen a ser esas mastodónticas mesetas que se originaron hace millones de años y que se encuentran enclavadas, cual imponentes guardines, a lo largo y ancho del Parque Nacional Canaima (estado Bolívar, Venezuela).
Jamás olvidaré mi último día en el Parque Nacional Canaima. Minutos antes de partir una docena de niños «pemones», entonaron – en su lengua vernacular- esa bella y famosa canción que podría ser considerada también como el «Himno Nacional» de Venezuela y que tiene por nombre «Alma Llanera».
Tras abordar la avioneta con dirección a Puerto Ordáz, ciudad en la cual haría escala para continuar viaje a la Isla Margarita, no pude evitar que se me escaparan algunas lágrimas, producto de la emoción que me embargaba.
Una vez en el aire las ráfagas de viento de una tormenta que se avecinaba hacía bambolearse a la aeronave cual avioncito de papel. En ese momento pensé: «Da igual lo que pase, que se caiga el avión o lo que sea, porque esta maravillosa experiencia no me la quita nadie». Prometo volver. Canaima es un sueño.