(Paul Monzón, desde Egipto).- Era mi penúltimo día en la Tierra de los Faraones y por ello lo dediqué a visitar la ciudad de Aswan, y dar un paseo en faluca (pequeño velero) por el rio Nilo.
Atrás quedaban días maravillosos visitando las pirámides de Giza, el Templo de Abu Simbel, la pirámide de Sáqqara, El Cairo y su mercado Khan El-Khalili, entre otros correlatos.
No son buenos días para un país que de la noche a la mañana vio cómo su turismo receptivo caía abruptamente tras el derribo del avión ruso de Metrojet que llevaba en su interior a 224 pasajeros.
Tras el atentado terrorista que las grandes potencias achacaron a grupos yihadistas que operan en la zona del Sinaí y que son filial del Estado Islámico, tanto Rusia como Inglaterra procedieron a la inmediata repatriación de sus connacionales que veraneaban en el balneario de Sharm El Sheij. La espantada fue general.
«Sr. Gobernador, tenga usted la certeza que escribiré sobre lo que he visto, ni más ni menos», fueron mis palabras a Mostafa Yousry, Gobernador de Aswan (ciudad ubicada en la orilla oriental del rio Nilo y punto de partida para conocer uno de los templos más espectaculares del antiguo Egipto: Abu Simbel) durante la breve recepción que ofreció en una sala del aeropuerto de la ciudad, a una delegación periodistas desplazados a la zona para conocer in situ la situación real que vive el turismo en Egipto.
«Agradezco sus palabras. Sólo espero que trasmitan lo que han visto durante estos días en Egipto. La realidad»
«Incluso si tuviera -agregó- alguna crítica constructiva, me encantaría que me la hiciera llegar porque vosotros podéis ver quizá algo que a nosotros se nos haya pasado. Estamos llanos a recibir sugerencias»
Así fue nuestro breve intercambio de palabras, pero significativo. La penúltima noche en Egipto Yousry se disponía a abordar un vuelo con destino a El Cairo, el mismo que abordaríamos la decena de periodistas. Aunque anadaba pillado de tiempo tuvo la gentileza de departir con nosotros, ofrecernos un tentempié e interesarse por los correlatos de nuestra estadía en su país.
La Televisión de Aswan también se hizo presente y pudo recabar impresiones de algunos colegas sobre sus vivencias durante estos días en la tierra de los faraones.
Cuando me tocó el turno de ser entrevistado, mis palabras se ciñeron a lo bien que lo había pasado y a las buenas sensaciones vividas.
¿Y qué he visto en Egipto?
Pues, lo más importante: seguridad y tranquilidad. Me he sentido seguro. Lo opuesto a las noticias alarmantes que publican en el exterior los grandes medios de comunicación.
Y no lo escribo por congraciarme con las autoridades egipcias, sino porque es la realidad.
Se palpa la seguridad en los aeropuertos, hoteles, centros arqueológicos, etc. En algunos lugares rayan por lo estrictos que son, tal es el caso del principal terminal aéreo del país, en donde el exceso de celo de los agentes incomoda y saca de quicio. Pero no crean que en otras ciudades tales como Aswan se han relajado. Al contrario: las medidas son igual de rigurosas. Nadie se salva de ser «escaneado».
Tras lo ocurrido en París, ningún país se salva de sufrir algún atentado terrorista. Ya puedes ir con chaleco anti-balas que si algo tiene que ocurrir ocurrirá.
Conclusión: cualquier medida de seguridad es poca cuando se trata del terrorismo. Sino pregúntenselo a J.F. Kennedy.
Puedo decir que, durante una semana, en Egipto me he sentido como en casa.
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Mi agradecimiento al Ministerio de Turismo de Egipto, Organización de Fomento de Turismo de Egipto, Asociación de Agencias de Viajes y Consorcio de agencias de habla hispana que han hecho posible este viaje maravilloso.