Declarada fiesta de Interés Turístico de Extremadura, y trabajando ahora para su reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Nacional, la Pasión Viviente de Oliva de la Frontera, representa cada Semana Santa, el enjuiciamiento y muerte de Jesús. Una fiesta en la que participan como actores y figurantes más de 400 vecinos de la localidad y que cada año recibe miles de turistas.
Desde hace 41 años, sin descanso, Oliva de la Frontera acoge cada Semana Santa su Pasión Viviente, una tradición y un acto cultural y de fe sin precedentes, que cada año cuenta con el fervor y dedicación de cientos de colaboradores, actores, montadores, técnicos de sonido e iluminación y numerosos figurantes que se ponen a las órdenes de los responsables: la Agrupación Local de la Pasión Viviente de Oliva de la Frontera, una asociación que vive y se desvive para que cada año los oliveros sientan orgullo de su Pasión Viviente y los visitantes vuelvan a casa con la emoción de haber vivido en primera persona los últimos días de la vida de Jesucristo.
El esfuerzo por mejorar cada año es lo que mueve a todos los que se implican y trabajan para mejorar vestuarios y escenarios, o como ocurrirá en esta edición, para incorporar nuevas escenas que enriquecen la representación y sorprenden a los asistentes. Concretamente, la Agrupación de la Pasión Viviente, ha decidido este año otorgar mayor protagonismo a la representación que tiene lugar el Domingo de Ramos.
Este día, a partir de las 19.00 horas, el Paseo de las Palmeras se convierte en un mercado, donde el pueblo hebreo realiza sus compras y convive como un día cotidiano cualquiera de aquella época. Jesús pasará por allí cuando haga su entrada triunfal en Jerusalén, montado en una borriquita y acompañado de sus discípulos, es arropado por el pueblo que lo recibe con alegría y emoción.
Antes se sucederán las ‘escenas de los milagros’ con la lapidación de María Magdalena, la curación de un ciego y un epiléptico, además de las escenas incluidas esta edición, el pasaje bíblico del encuentro del Mesías con la samaritana en el pozo, entre otras novedades. La escena acabará, en la puerta de la Parroquia de San Marcos, con la decepción y el enfado de Jesús cuando ve en qué se ha convertido la casa de Dios y con su entrada en el templo para orar.
La noche del Jueves Santo, tiene lugar la segunda representación, a las 22.00 horas, llega el momento de la Santa Cena, trece hombres se reúnen para celebrar una cena sencilla ante la mirada de miles de ojos llegados de numerosos puntos de la geografía española y portuguesa. Después, se dirigen al Huerto de Getsemaní, representado en la Plaza de España, como en todas las escenas, contando con escenarios naturales que se ayudan de decorados para conseguir la ambientación perfecta.
Allí, será apresado y abandonado por sus amigos. Llega entonces la hora del Juicio ante el Sumo Sacerdote, el Sanedrín es convocado con carácter urgente. Cientos de personas del pueblo hebreo portan antorchas y acuden ante la puerta del Ayuntamiento para presenciar el juicio. Allí, Jesús es acusado y abofeteado.
A la mañana siguiente, antes de las doce del mediodía, ya con nuevos escenarios, Jerusalén comienza a cobrar vida de nuevo. Cientos de hebreos pasean por el mercado muy pendientes de lo que va a acontecer.
Jesús tendrá primero un juicio ante Pilatos, que no encontrará en él culpa alguna y lo enviará ante el rey Herodes, que lo recibe con risas y tono irónico antes de enviarlo de nuevo ante Pilatos donde finalmente será juzgado y condenado a morir en la cruz. Será azotado y desde allí cargará con la cruz a cuestas, junto a dos ladrones que cumplirán su misma condena, hasta el Santuario de Nuestra Señora Virgen de Gracia, donde será crucificado.
En el trayecto, convertido en una auténtica procesión, Jesús sufrirá las tres caídas y en la última se reencontrará con su madre María en una de las escenas más emotivas e impactantes de la representación. La hora final llega con la muerte de Jesús y el sobrecogedor silencio que se apodera del lugar en ese momento.
A lo largo de la historia de la Pasión Viviente, el entusiasmo de todos los que lo hacen posible, ha ido creciendo hasta el punto de conseguir que Oliva se sitúe como referencia turística, cultural y religiosa. Año tras años, entre todos, consiguen que este municipio, situado en el entorno privilegiado del suroeste extremeño y la frontera portuguesa, sea un destino único para acoger a los miles de turista, de todos los puntos de España y Portugal, que no quieren perderse una forma distinta y emocionante de vivir la Semana Santa.